Taller de cocina
Se puede aprender mucho en un taller de
cocina. Lo mismo que en un taller de teatro, en otro de música o de
artes plásticas. «El aprendizaje de un niño es continuo. Sólo nosotros
los adultos compartimentamos la educación. Un niño aprende con todo lo
que hace y eso incluye el juego», explican los maestros. Por eso las
construcciones, los puzzles, los juegos de mesa, las cocinitas, la zona
de los alimentos o los rincones del aula dedicados a la vida práctica
tienen un peso enorme en las aulas de infantil. tanto como el rincón de
las matemáticas, el de la lengua, las manualidades o la vida sensorial. Y
la lectura está presente por todas partes. «Los libros son materiales
que se ponen a disposición de los niños y a los que podremos recurrir en
los momentos adecuados», cuentan los docentes que están convencidos de
que «todo es lo mismo, pero de otra manera».
Los talleres que se imparten en las escuelas de cocina,
cuentan normalmente con un número de 8 a 15 alumnos que participan
activamente en la elaboración de los platos con el chef, se llevan la
receta y por supuesto, aprovechan lo preparado durante el taller, o bien alrededor de la isla en que se cocina
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